viernes, 8 de agosto de 2008

Destino


Vivió sin conciencia el verano,
disfrutó una feliz primavera,
llegaron retoños, y no en vano,
comenzó a mudar lo que era.

Blanquean sus muchas raíces,
bosqueja el camino su otoño,
ya están crecidas sus mieses,
que están esperando retoños.

El tiempo es cruel en su trillo,
de nubes se llena el infierno,
mirada perdida sin brillo,
y su tallo, avista el invierno.

Flor de cabellos bien blancos
hojas de piel agrietada,
no nacen antiguos encantos,
y dobla, su tallo entregada.

De espaldas a mis días


Y volamos en el tiempo
de espaldas a mis días,
rocines, lanzas y peinetas,
siglos de yelmos y pechera,
que marcan a fuego lento
días de fábula y quimera.

Románticos encuentros,
de ademanes ampulosos,
querubines y doncellas,
en danzas misteriosas,
movimientos delicados
de dos bellas mariposas.

Tiempos líricos de ensueño,
zapatitos de cristal,
caballeros de rancia estirpe,
batiéndose a duelo por honor,
con espadachines de bigote,
por el fru fru de las enaguas,
sin pensar en una dote.

¿Cuando cuenta te das?


Admiración primero,
escalofrío en la piel,
secos de lágrimas
tus redondos ojos,
ahogo de plenitud
te oprime el pecho,
y rodeado de gente
mas solo que nunca
te sientes.

Y si tus ojos la ven,
tu soledad se colma,
el pecho te salta,
se detiene un instante,
pierdes la calma,
y se desboca cual potro,
en el tiempo siguiente
lo siente tu cuerpo,
como lo vive tu alma.

Admiras su todo y
te sientes con suerte,
cuando cuenta te das,
que el amor te acaricia
sin pensar que te miente,
pues sientes el hoy
como todo un instante,
que calma tu sed,
tu hambre y tu muerte.

Cómplices estrellas


A tantas estrellas he hablado
que nombres a todas les puse,
no los que todos conocen,
sino, los que yo solo quise.

Todas contestan sin prisa,
unas, se bañan en lágrimas,
otras, en cómplices risas,
las más, en eternas preguntas,
y solo respuestas me dan,
si con ganas y fuerza las hice.

Solo acostado en la arena,
gratitud y amor les profeso,
y también reproches de pena,
a esas gemas que cuelgan del cielo,
que responden solo certezas,
y de mi mente, descorren el velo.

Como cubres las distancias


La imaginación fecunda
cubre todas distancias,
sin barreras que confundan
los vaivenes de las ansias.

Con silencios no se cubren
los recuerdos que se graban,
no se olvidan, tal vez sobren,
¡Con la imaginación estaban!

Con los ojos bien sellados
la mirada observa el centro,
que imagina liberado,
como llenan su desierto.

Cierro los ojos y me duermo


Aquí en esta tierra Fernandina, por San Fernando de Maldonado, al este del "El río de los que traen de comer", según Lucas Marton, o "Río del país del urú", según Félix de Azara o "Río de los pájaros pintados" según Juan Zorrilla de San Martín, o "Río de los caracoles" según un colaborador de Félix de Azara, son las nueve de la noche.
El sol se fue a perseguir a la luna, la bajamar se despidió de las rocas en el mar y se fue lentamente a besar a la solitaria y blanca arena.
El viento juguetea con los pinos en la isla que saluda desde lejos las luces de la noche que incendian la ciudad, dejando sombras en los rincones de las esquinas, para que los enamorados se encuentren y los solos se acompañen en la víspera de las horas de los sueños.

Las estrellas hacen guiños cómplices, a los apresurados que vuelven a los brazos que esperan en sus casas.
Algunos lentamente y con una copa, despiden el día y festejan la noche que con calma se escurre entre las sombras, las palmeras y los fríos que a las manos adormecen.
En el puerto, los pesqueros de madera de teca y con una sola luz en el pañol, zarpan con desgano a calar los palangres mar adentro.

Todo está en su sitio, nada perturba la paz de la noche que comienza, cierro los ojos y me duermo.

Canciones


Los dedos se rozan
en juegos de amantes,
con dulces promesas
de horas radiantes.

Temblorosos los labios,
un mapa descubren,
presionan, son sabios, y
besan la piel y la cubren.

Enredando sus cuerpos
sin pensar un instante,
y perdidas sus mentes
en dimensiones distantes.

Manantial de pasiones
derraman gloriosos, y
gimiendo canciones
se miran, gozosos.

Busca un amigo

Busca todo lo que expresa ese poderosa palabra y ese
inmenso pensamiento.
Ya lo tienes, no lo ves ni lo verás si solo esperas imposibles.

Espera solamente que te pelee, y se fastidie,
que lo enojes fieramente, y te enoje furiosamente,
que quieras no verlo más, y quieras verlo de nuevo,
que no te quiera ver mas, y que quiera volverte a ver,
que ames sus virtudes, y aceptes sus defectos,
que ame tus virtudes, y acepte tus defectos
que te haga llorar, y lo hagas llorar,
que ría contigo y tu rías con el, lo respetes y te respete,
que lo odies y te odie , y lo ames y te ame,
que pocas veces estén de acuerdo, y siempre congenien,
y por sobre todas las cosas, mirarse a los ojos y
saber que necesitan, y que el sepa, y que lo sepas,
y puedan hablar y entenderse en absoluto silencio.


Ausencia


Ese silencio de sepulcro
por no escuchar su risa,
un lamento, o un reproche,
por su inexplicable prisa

Esa angustia que provoca
el sentirme abandonado,
ese amargo sabor en la boca
fruto de un llanto apagado.

Esas ansias de la espera
aunque no quiera parece,
que la razón desespera
que me mata y enloquece.

Dulces son los recuerdos,
agrios los vuelve la espera,
solo me mantienen cuerdo,
para que de pena no muera.

Aromas de sal y viento


Imagínate
en un velero,
el foque izado,
y en la mayor,
tensa la driza,
el timón marcando
a sotavento,
inclinado
a doce grados,
y el quillote a
barlovento.

Respira profundo
y siente,
el aroma de la sal
del mar bravío,
el viento,
golpea tu rostro
y te regala,
perfume de flores
que tapizan una isla,
que yace
esperándote
a tres millas,
del blanco y
azul navío.

El galope del velero
entre las olas,
agita tus cabellos,
que lanzan al espacio,
aromas
que delatan
tu presencia,
liberando un
arco iris de
destellos.

Sigue aspirando
el olor de la madera
de cedro rojo del pañol,
que se yergue
enhiesto
en la popa del velero.
Ahora,
cierra los ojos,
imagínate
con quien amas,
recibiendo
esos aromas
embriagantes,
con tu corazón
de libre marinero.

Armonía


Se acercan los cuerpos y rodean los brazos las cinturas, él, rígido y fuerte como el roble, y ella, suave y tersa como un lirio, se afloja la tensión, y se disuelven en ternura adolescente.

Las manos juguetean con las manos, en una danza de sonidos guturales, melodiosos, sin prisas, ni temores.

La presión de las caderas emociona, a tal punto, que un gemido escapa de sus bocas, húmedas de besos perentorios.

Las yemas de los dedos fantasean, con el dulce placer de lo prohibido, y solo permitido, por el amor que sin recelo se profesan.

Con rubores las mejillas, encienden la pasión en un segundo, y el fervor se mimetiza en torbellinos, con desenfrenada pasión incontenible.

Ruedan sus cuerpos encendidos, y perlas transparentes de rocío, recorren sus cuerpos ya desnudos, y el aroma del almizcle se sublima, con el gusto del vino en su meseta, en sus bocas sedientas de experiencia.

Las campanas del placer tañeron en la alcoba, con sonidos armoniosos de la lira, y con un suspiro profundo en las gargantas, se fundieron con el grito silencioso, del amor de sus miradas.

Y quedaron sus cuerpos extenuados, sonrieron las alondras en el cielo, mientras la incipiente luna se asomaba, a observar el jadear de sus labios abrazados.


Amor mal habido

¿Por qué debo, y como convencerte,
si ni yo estoy, de amarte convencido?
Continuemos este instante, mal habido,
si no puedo para nada conocerte.

Hagamos el amor solo sintiendo,
sin pensar, ni ver que es lo distinto,
si es igual que en este pensamiento.
¿O la culpa continúa persiguiendo?

Miro tu bella y radiante desnudez,
que inundan mis ojos desvestidos,
creo que en un dios me he convertido,
y acaricio con placer tu redondez,

Gotas como gemas se transforman,
en silenciosos y cálidos gemidos,
como un manto de pálido rocío,
que en la piel se abrazan y conforman.

Dejemos que este instante nos revele,
si el casual es lo mismo que el perdido,
convencerte, si no estoy yo convencido,
o el fantasma de la culpa nos desvele.

Amor es el todo


Amor es el todo,
llena la vida, y
quita la falta.
Abre la mente
cobija el alma, y
desnuda la vida.
Conoce certeza
devuelve confianza
abriga la fe, y
renueva los bríos.
Inventa la calma
descubre sentidos,
ovida las penas, y
desborda de gracia
la gloria llamada.
Si el amor es el todo,
El resto es la nada.


Alas del corazón

Cuando se esfuma el amor
la soledad suele invocar,
desconcierto en el dolor,
incapacidad de acariciar.

De la niebla y la tormenta
hay que lograr escapar,
mientras el débil lamenta,
el fuerte no se deja atrapar.

Las sombras en la memoria,
penas son de otros tiempos,
este los convierte en historia,
desvaneciendo lamentos.

Recordar siempre sonriente
que el corazón tiene alas
y puede volar al poniente
buscando valles y calas

Hacer que esas alas se agiten,
disfrutar la danza del viento,
porque los deseos emiten
solo libertar sentimientos.

Volar libre a barlovento,
no enraizar, seguir viendo,
que el amor como lo siento,
lo ilimita el firmamento.

sábado, 2 de agosto de 2008

Abandono


Ni el tiempo es la medicina,
las lágrimas símil desperdicio,
el peso inmenso es la cima, y
al arribo, solo queda el precipicio.

Llegar es la meta, con pena,
es donde comienza el olvido,
se apaga el fuego, que quema,
de ese amor pasado y perdido.

Y llega la calma bendita
que al manantial salado detiene,
recuerdos vagos se agitan,
que la cordura en paz los mantiene.

La herida con lentitud cicatriza,
la vida ya toma calor y color,
y se cierra con mucha más prisa,
dejando llegar a otro amor.